martes, 23 de octubre de 2007

Saber, saber hacer y saber ser.

La enseñanza de la estadística ha cobrado gran desarrollo en los últimos años, debido a su importancia, ampliamente reconocida, en la formación general del ciudadano” (C. Batanero).
Esta idea no ha quedado fuera de nuestro actual sistema de educación, debido ha, que el país necesita personas con conocimientos estadísticos aptos para realizar diversas tareas. “Su estudio ayuda al desarrollo personal, fomentando un razonamiento crítico, basado en la valoración de la evidencia objetiva; hemos de ser capaces de usar los datos cuantitativos para controlar nuestros juicios e interpretar los de los demás; es importante adquirir un sentido de los métodos y razonamientos que permiten transformar estos datos para resolver problemas de decisión y efectuar predicciones” (Ottaviani, 1998).
Sin embargo, esto está muy lejos de ser cierto. Los estudiantes que han egresado de los establecimientos educacionales presentan un déficit en cuanto al manejo de contenidos estocásticos, al igual que los que están activos dentro del sistema. Esto ha llevado a una seria preocupación por parte de las autoridades, puesto que no se están formando personas acorde a las necesidades del país. Hoy en día es una prioridad para el MINEDUC otorgar beneficios que permitan a los docentes perfeccionar sus conocimientos sobretodo en el ámbito estadístico. No obstante, pese a que se han realizado perfeccionamientos a algunos docentes (del sector matemático en nivel medio), los resultados de diversas pruebas como el SIMCE o la PSU arrojan resultados poco alentadores, mostrando que los alumnos siguen cometiendo los mismos errores que antes y no logran un conocimiento adecuado. ¿Por qué los alumnos no aprenden tales conocimientos?, ¿Qué pasa con el perfeccionamiento docente?, ¿Están los profesores haciendo bien su labor? Estas preguntas si bien no son fáciles de responder, son la base para encontrar solución al problema de aprendizaje de los alumnos.
Desde mi perspectiva como estudiante de pedagogía en matemática y de las experiencias vividas en la sala de clases y, más aún, en la clase de didáctica de la estadística, pienso que el problema en cuanto al poco aprendizaje que logran los alumnos, respecto al manejo de conocimientos estocásticos, no se debe principalmente a la falta de conocimiento por parte de los docentes, sino a la poca comprensión de dichos contenidos, junto a una escasa identificación de formas en que pueden ser aplicados, además la falta de un vocabulario específico (conceptos) para referirse a determinados elementos. Esto provoca que el alumno al momento de desarrollar tales contenidos, solo ejecute la aplicación de fórmulas y procedimientos, sin saber el significado de lo que está haciendo. Un ejemplo de ello es cuando a un alumno se le piden calcular un promedio de determinados números; él sabe que el promedio se obtiene al sumar dichos elementos, y el resultado dividirlo por el total de elementos, pero lo que el alumno ignora es que significa ese valor obtenido. Un segundo ejemplo puede ser, que a un cierto número de estudiantes se les pida realizar un “análisis de varianza en dos vías” respecto a un problema, esto puede generar en los dicentes un cierto grado de temor al no reconocer lo que deben realizar, aunque tengan los conocimientos para hacerlo.
No obstante, es cierto que los docentes están siendo sometidos a perfeccionamientos constantemente respecto a conocimientos estadísticos, debido a, el auge que tubo la estadística como ciencia y a la incorporación de ésta dentro del curriculum escolar. Sin embargo, las reformas existentes sobre errores y dificultades al momento de enseñar estadística, están dirigidos a investigadores, más que a profesores, lo que implica que el docente adquiera más conocimientos, pero no una mejor forma de enseñar.
Hoy en día la reforma curricular motiva a que los docentes incorporen software a los planes y programas, como una forma de integrar los contenidos con la tecnología. Si bien un software ayuda a manipular los conocimientos estadísticos, es fundamental que el profesor logre que sus alumnos sepan identificar el por qué de las cosas, para que así puedan desarrollar un conocimiento abstracto y logren un buen aprendizaje, que les permita saber, saber hacer y saber ser.